Saturday, April 18, 2009

Milagros de San Charbel


*En enero de 1993, siendo Nuohad El-Chami, de 59 años de edad, la principal protagonista. Nouhad, madre de 12 hijos, quedó de repente inválida como resultado de un estrechamiento de las arterias en un estado muy avanzado.
El 21 de enero de 1993 Nouhad tuvo un "sueño". "Dos monjes se acercaron a mi cama. Uno de ellos, San Charbel, se acercó aún más, destapó mi cuello, puso su mano sobre él, y dijo: 'He venido a operarte'. Yo me giré para ver su rostro, pero no podía, porque la luz procedente de su cuerpo y ojos era demasiado cegadora y poderosa. Estaba tan confusa que le pregunté: 'Padre, ¿por qué quiere operarme? los médicos me dijeron que no hacía falta.' Pero San Charbel respondió: 'Definitivamente, necesitas una operación, y yo, el Padre Charbel he venido a hacértela'. Yo miré hacia la estatuilla de la Virgen, que tengo cerca mío, y dije: 'Santa María, ayúdame por favor; ¿cómo van a operarme estos monjes sin anestesia o suturas?' Luego me di cuenta de que la estatuilla de la Virgen estaba de pie entre los monjes.

De pronto, sentí un dolor terrible por debajo de los dedos de Charbel, que estaban friccionando mi cuello. Cuando San Charbel acabó la operación, el otro monje se acercó, me hizo sentar, colocó una almohada detrás de mi espalda. Me alcanzó un vaso de agua, puso su mano por detrás de mi cabeza y dijo: 'Bebe el agua'. 'No puedo beberla sin una cañita', le dije. Y El contestó: 'Te hemos operado, y ahora beberás el agua; entonces te levantarás y andarás.
Me desperté y sentí cómo pasaba agua por mi garganta, estando sentada en la misma posición en la que me había colocado el Padre. De pronto sentí una quemazón en mi cuello, e inconscientemente puse mi mano ahí, para saber lo que estaba ocurriendo. Luego me di cuenta de que mi mano paralizada había vuelto de nuevo a la normalidad; sentí que mi pie [paralizado] se movió normalmente bajo la sábana. Salí de la cama en un estado semi-inconsciente y me arrodillé ante un retrato de San Charbel y la estatuilla de la Virgen, para darles las gracias. Me dirigí al baño y me miré al espejo; vi dos heridas de doce centímetros cada una, a ambos lados de mi cuello.

Fui a la habitación de mi marido y encendí la luz. Mi marido me miró y gritó: '¡Mujer! ¿Cómo llegaste sola hasta aquí? ¡ahora perderás el equilibrio, te caerás y una nueva catástrofe se seguirá a otra!' Yo levanté mi mano paralizada y le dije: 'No temas, San Charbel me operó, y ahora puedo andar'".